domingo, 26 de febrero de 2012

Una larga alfombra... (II)

El Negro
El color de la elegancia sin duda, pero ¿apuesta segura? Diríamos que sí a juzgar por "las Anas": elegantísimas Anne Igartiburu y Ana Fernández. Ambas perfectas,  sin arriesgar,  en un clásico vestido de gala negro con falda ancha... 
Sin embargo el negro no es siempre una buena elección, ya que también es el color de la maldad, de la sombras, de los siniestro. Look perfecto para Carnaval, Halloween o una fiesta de pijama con las gemelas de Zapatero, pero que en la alfombra dan ganas de matarlas a escobazos.

Que Coixet tiene algunos problemas lo sabíamos todos, ¿pero que fueran tan evidentes en su atuendo? No me extraña que los espontáneos saltaran a escena cada vez que ella subía al escenario, es todo un foco de malas energías. Carolina, además de echarse 20 años encima y maquillarse con el retrovisor en el coche está para hacerle "Bang" en la cabeza como su propio apellido indica. ¡¿Y qué decir de Estrella?! Ella, que junto a Diana Navarro están a un paso de tatuarse las ondas al agua en la frente. Es como la versión flamenca de "Las brujas de Eastwick". Aburre más que su anuncio del Banco Sabadell. 

El "vestido personaje"
Conseguir un buen look no es sólo elegir vestido. El peinado, el maquillaje, los accesorios, los zapatos... todo tiene que acompañar y realzar el look elegido. Ayuda convertirte en alguien que normalmente no eres, el caso de Juana Acosta y Norma Ruiz (qué mona va esta chica siempre). Ambas como mujeres fatales, con vestidos que las convierten en mujeres interesantes (no digo que no lo sean), fuertes, femeninas... Maravillosas ambas, especialmente Juana con ese toque a lo Verónica Lake.
Las hay quienes consiguen el efecto "personaje" sin proponérselo realmente. Como este selecto grupo al que aquella noche no entendí pero que con el tiempo he descifrado que componen con su indumentaria el reparto perfecto de una versión fashion de "El sueño de una noche de verano", aunque provocaran mas de una pesadilla.
Melannie Griffindor (la veo en Harry Potter claramente), no podía ser menos, fue la peora de la noche. Ese look mezcla de madrastra/Drácula/Titania fue todo un desacierto por su parte. La pobre tiene peor gusto que destreza para el español. Aún tiene el valor de destacar que lo elige ella misma... Cariño, menos mal, si encima pagaras sería un delito. Seguro que lo hace, además, después de mezclar la ginebra con los tranquilizantes, porque sino no me lo explico. Esa tela, ese joyerío de Carrasquilla (le peor es que es bueno), y por supuesto, el paradigma del glamour: ¡¡esas flores de plástico del Chino del Carril de la Chupa pegadas en la parte baja de la falda!! Para que vinieran Los Pájaros de su elengantísima madre y se vengaran.
Pilar López de Ayala, además de rancia, también iba bastante rara. ¿Alguien entiende lo de la guirnalda dorada? La peluquera, ante tanto horror no pudo hacer otra cosa, claro...
Y genial Macarena Gómez, que no tiene bastante con parecerse cada vez mas a la novia de Chuqui, también le da por ponerse cosas raras. Este año, ella que es muy moderna y muy "off" (o eso cree ella), lleva trapos en pico. Mezcla de los 7 velos,  del Amor Brujo y de una Campanilla perdida el resultado es tan surrealista como cierto.

Una larga alfombra... I

Los días vuelan en el calendario y yo sin hacer los deberes... Así se me une una alfombra con otra, que esta misma noche llegan los Oscar y no hemos sacando punta a los modelitos de los Goya!!
Este año vamos a aprender la diferencia entre BIEN y MAL. Buscaremos aquellos elementos comunes que pueden hacer que tu estilismo sea un acierto o una desgracia.

El Blanco
El blanco puede convertirte en la protagonista de la noche. En una entrega de premios todo el mundo apostará por el negro, que estiliza y es siempre elegante, o por el rojo, que desata pasiones, si tu piel y tu figura te lo permiten tira de blanco y resplandece cual diosa griega. Como Verónica Echegui y Elena Anaya, que no solo luchaban por el premio a mejor protagonista, tambien lo hicieron por ser la mejor vestida de la noche y el resultado fue espectacular. Como ellas.


Pero el blanco, como cualquier color claro, también puede dar algunos problemas, sobre todo a quienes nos duele la vista el mal gusto. Puede ser ordinario hasta decir basta, hortera como pocos colores y dependiendo del tono de tu piel puede convertirte en una nueva "Novia Cadáver".


Ana Álvarez no solo lleva años (desde que la conocemos diría yo) llevándose el premio a la actriz más sosa y anodina del panorama patrio, el domingo también consiguió recodar en su mal gusto a la mismísma Victoria Abril. ¿Quién le dejó el traje, Loles León?
Leire de mis amores: no puedo defenderte ante tus detractores si me vas con esas pintas. ¡¡Eres un regalo de los chinos!! Ya que no pintabas nada en unos premios de cine y te cuelas por ser novia del buenorro que hizo de Paquirri (de cuyo nombre no haré ningún esfuerzo en acordarme), ¡¡no te vistas de paquetería! Parece que anuncias los "8 días de Oro" de El Corte Inglés, guapa. Ojo a la hojarasca dorada que luce en su falda, salida de cualquier taller de manualidades como claro ejemplo de su apoyo a los "Planes De Apertura de Centros escolares" y sus actividades extraescolares.
De Lucía Jiménez no me lo esperaba, fíjate. Suele ser discreta, pero siempre va mona. La idea quizá era buena, el estilo "Helénico" es una apuesta casi segura (Elena Anaya lleva dos aciertos), sin embargo a ella parece que se lo han hecho los del Belén de su Parroquia. La tela es de Zara Home y las medidas debieron de tomárselas a Teté Delagado, porque desde luego a ella no le hace justicia.


El vestido "estrella"

Siempre hay unos cuantos vestidos que destacan por su "espectacularidad". Querer ir de estrella y llamar la atención es una arma de doble filo. Si te sale bien te conviertes en la Reina del Baile, pero si el asunto no tiene la repuesta que esperabas el ridículo es doble.
Ellas, pese a su juventud, arriesgaron a ir de "estrellonas". Se trataba de la primera nominación para ambas, por lo que imagino que aprovecharon para ponerse aquel traje que siempre soñaron, lo mas espectacular que vieron, por si no se repite. Hablo de Michelle Jenner y Blanca Suárez, que brillaban con unas propuestas muy de Hollywood. Para mi guapas a rabiar. Michelle nos transporta a aquella maravillosa Penélope Cruz y su Versace de los Oscar que la convirtieron en un referente (que ella misma se cargaría años mas tarde). Y Blanca un poco "Noche de Fiesta", pero ¿acaso no lo era ésta?


Con las mismas intenciones tenemos claros ejemplos de como se pasa de "estrellona" a "estrellada" así, casi sin darte cuenta:


Belén Rueda, una de las decepciones de la noche, creo que estuvo completamente desafortunada en conjunto. Debido en gran parte un despeinado nada favorecedor (por mucho que sea tendencia en peluquería) y un modelo bonito pero que le sentaba como a Jorge Javier Vázquez un mono de lycra. Al verla en escena me dio la sensación de que iba disfrazada de Goldie Hawn en "La muerte os sienta tan bien".
De Victoria Abril los esperábamos, ¿ves? Ella sí hizo gala de su peculiar estilo, con un traje que parece hecho de tela de "focurit" esa tela aislante que ponían en nuestras aulas plástica.
Alba García, protagonista de "Verbo" no solo estaba irreconocible, sino además, disfrazada. No le cogió la medida a eso de "elige un vestidazo" y éste le pudo.

Continuará...

martes, 21 de febrero de 2012

Cabezones 2012


Hablemos por un momento en serio (solo por un momento): ¿de verdad el negocio del entretenimiento no da para más en España? ¿ésto es lo mejor que nos pueden ofrecer los mas grandes profesionales en lo que se supone que debe ser la gala y la noche más espectacular de nuestro cine? Está claro que no, por lo que las cosas no se hacen del todo bien.
Si el primer año de Buenafuente me quedé mas o menos satisfecho, al segundo, coincidente con el 25 aniversario de los premios, le falto algo más, máxime tratándose de una fecha tan señalada. Quizá internet, Sinde y sus diferencias con el entonces Presidente empañaron la celebración.

Hace varios meses la Academia a través de las redes sociales sondeaba al público preguntando quién sería para ellos el/conductor(a) de los premios. No dudé ni un segundo en proponer a Eva Hache. Cara televisiva en su mejor momento, ágil, fresca (en los dos sentidos de la palabra), mordaz, con una vis cómica difícil de encontrar y, he aquí mi error, pensaba que era capaz de llevar la gala a terrenos cercanos a la genialidad de Rosa Mª Sardá (para mi la mejor conductora de los premios por los siglos de los siglos. Amén).

Siendo justos no podemos decir que Eva estuviera mal ni muchísimo menos. Mal estuvo Antonia San Juan, que nos amargó la noche. Pero a la Hache le faltó quizá ser más crítica, le faltó esa acidez de la que rebosa en La Sexta (quizá un cadena más libre) y que la hace mas brillante, mas genuina. Correcta y con algunos chistes buenos le faltó soltura en el conjunto, como si aquello le quedara grande a veces, quizá porque se iba dando cuenta que muchas de las bromas ya han sido usadas (ay, Twitter que a todos inspira!) y sonaban a algo ya oído varias veces. El resultado fue más o menos soportable, pero con esa sensación de “no ha estado mal”, muy lejos del “qué bien me lo he pasado, quedamos el año que viene” que se merecen nuestros premios.

Lo Mejor:

Sin duda las incursiones en las películas. Sí, imitación total a Billy Cristal (al que incluso nombró), pero es muy difícil a estas alturas no hacer referencia a uno de los mas grandes conduciendo premios y el resultado merecía la pena.

Lo Peor:

La escenografía, que me llevó a Los Goya de los 90´s. Qué manido está el temita del cine y qué poco aprovechada una escenografía que más que retro, como pretendía, resultaba antigua y un poco hortera.
Los números musicales. De toda la vida: “Manolete, si no sabes torear, pa que te metes”. Pues eso. La gala empezó con un número que pretendía ser gracioso, pero que da vergüenza ajena. Lo siento, pero no. Las cosas o se hacen bien o no se hacen. Único número de la gala, 364 días para montarlo y resulta algo que no se escucha, que no se entiende y que parece una actuación de colegio. Pues señores, mejor no. Del Rap mejor ni hablamos, que no sé de donde viene el empeño en que “los chicos” hagas siempre el ridículo. El pobre Resines soñará con esto... aunque después de “Cheers” está curado de espanto.

Tanto cambio de vestuario de Eva para qué? Eres Ana Obregón? En un año presidido por la crisis y total, para no hacer nada, quédate con el fantástico Smoking de David Delfín, uniforme ideal para una anfitriona con estilo. Porque el vestido-corsé y el traje de ojos (como si no tuviéramos bastante con los suyos, bien saltones) son para denunciarla por delito contra la sanidad pública o algo.

La falta de seguridad ya da hasta miedo. Después de que Jimmy Jump lo lograra el año pasado este año no ha habido un espontáneo, si no dos! ¿Alguién me explica como logra esta gente no solo colarse en en el Palacio de Congresos, sino llegar al escenario? Claro, que si se cuelan Sonia Monroy y Yola Berrocal me espero cualquier cosa...

Un último apunte: es curioso que hubieran dos grandes robos de protagonismo en la gala. Por una parte Santiago Segura se hizo con el personal en sus 5 minutos de intervención (por qué no tuvo ese guión la presentadora?!!). Y el momento Silvia Abascal, el más emocionante de la noche por encima del Goya de Honor.

Secundo las palabras del crítico que ha definido esta edición más cerca de “La voz dormida” que de la “La chispa de la vida”.