lunes, 9 de agosto de 2010


Hacía dos veranos que el corto de las bermudas masculinas había subido al menos dos dedos por encima de las rodillas. Los piratas, tan utilizados años atrás, se veían ya pasados de moda y poco favorecedores según ella. Sin embargo, cuando lo vio a él, con sus piratas de corte militar no tuvo absolutamente nada que reprochar. A la sombra de aquel árbol inmenso bajo el que se había refugiado del calor esperando Dios sabe qué, le pareció un oasis urbano en aquella calurosa mañana de agosto. Aún no lo sabía, pero aquella noche su vida cambiaría para siempre. Quizá por eso sus ojos, oráculos ignorantes, veían aquella mañana el mundo de otro color.

1 comentario:

Evitilla dijo...

Madre mia me ha encantado....lo que da de sí un viaje en bus hacia el PTA, y yo que solo voy pensando en el dia tan asquero que me espera, mi creatividad esta a la baja.