sábado, 7 de agosto de 2010


El rayo de aquel sol tempranero que se colaba insolente entre las grandes hojas de las plataneras estaba a punto de llegar a sus pies. Quería encoger las piernas, huir de aquella luz amenazante que avanzaba lentamente devorando las sombras (en esa época del año el sol es como un arma de destrucción masiva en el sur) pero era incapaz de moverse dentro de aquel paraíso efímero en el que se había convertido su parada matinal para leer el periódico y fumar el primer cigarrillo del día, ese cigarro furtivo que se fumaba siempre sola, casi a escondidas, casi avergonzada, para no tener que dar ninguna explicación de por qué le apetecía fumar tan temprano, sin ni siquiera haber desayunado aún. No era lo único de lo que se avergonzaba.

2 comentarios:

Evitilla dijo...

Me ha gustado mucho Miguelae, yo tambien me siento culpable del primer cigarro que me fumo al empezar el dia.

Imagino que como ya estas de vacaciones han vuelto a ti las ganas de escribir.

Tunomandas dijo...

Ma dao la inspiración, VaMari...