lunes, 18 de mayo de 2009

Take me, shake me


Confieso que llevo un par de días dándole vueltas al post de hoy, y perdonad si me extiendo un poco, pero es que hay tantas cosas que decir que no sé por donde empezar. Y que conste que lo empecé en caliente, tan sólo un par de horas después de la finalización del festival y con varias copas de vino en el cuerpo (porque yo lo valgo!). Adicciones aparte (como diría Massiel, por cierto extrañamente desaparecida en estas fechas), empecemos, cómo es lo lógico, por el principio:

Me alegro muchísimo de la victoria apoteósica (nunca en los 54 años de festival se había obtenido una puntuación semejante) de Noruega. Era la gran favorita desde que conocimos la canción y estoy de acuerdo con nuestro anodino comentarista: este chico tiene ángel. La canción es preciosa (a mi parecer de las más bonitas que se han alzado con el triunfo en los últimos años), él la interpreta en directo maravillosamente y la puesta en escena no es más ni menos que lo que la canción requería: contar una historia. Y lo rompió todo: la cuerda del violín, el marcador, la tradición de que nunca ganan dos hombres seguidos ¡y hasta el trofeo, que era de cristal y se lo cargaron al dejarlo en el suelo!

Bravo pues por Noruega, y suerte para el año que viene, porque a la hora de organizar el Festival el listón se lo han dejado bastante alto.
Fijaos que Festival lo escribo con mayúscula, porque así lo merece. Es el mejor programa de televisión que he visto en mi vida (¡y mira que me gustaba “El juego de la oca”, oye!) y de los mejores shows del planeta. Basta ya de poses progres forzadas e hipócritas: el festival de Eurovisión es el mayor acontecimiento musical del mundo y especialmente en los últimos años está demostrando gran calidad artística y musical tanto en sus canciones como en sus intérpretes, primeras figuras mundiales. Más quisieran Madonna, los Rolling Stones o cualquier estrella universal llevar semejante espectáculo. Bravo por Rusia, que nos ha regalado el mejor festival de todos los tiempos. Un escenario inimaginable, una tecnología de ensueño, una iluminación apoteósica y una calidad en el espectáculo envidiable. Tardarán mucho tiempo en irse las imágenes en nuestras retinas de ese comienzo con el Circo del Sol, la carrera de Dima Bilan llegando al escenario o las piscinas suspendidas de la cúpula del estadio. Vamos, que ahora mismito los americanos se tienen que tirar de los pelos pensando cómo podrán superarlo en las Oscar, los Emmy, los Globos de Oro, la Superbowl o cualquier americanada de estas.

¿Aún hay alguien que después de ver el Festival sigue opinando que es una cosa de freakys? ¿Es de freaky apreciar y disfrutar con el talento de toda Europa, con la riqueza multicultural y con canciones comerciales, sí, pero no por ellas de menor calidad? Sinceramente, me parece más freaky criticar y etiquetar un Festival que no ven desde que fueran las Azúcar Moreno.

Como en todos los concursos en los que uno participa tan activamente (y no es que uno sea parte de la organización ni nada de eso, ¡Dios me libre!, sólo hablo desde un fiel seguidor y eurofan confeso) hay partes de los resultados con los que estas de acuerdo, y partes con las que no. Eso es parte de esta anual aventura. Orgulloso estoy (y digo orgulloso porque cuando uno lleva meses conociendo a los artistas y siguiendo cada paso que dan previos al Festival, ya se siente uno un poco como Jesús Vázquez con los triunfitos) de los buenos resultados de Islandia y Reino Unido (¡no se puede cantar mejor y erizar más pelo por cm cuadrado de piel!), de las elegantes estonas y de la vuelta al top 10 de Francia (eso es elegancia y pisar un escenario). Me alegra de que la estupenda puesta en escena de mi adorado Sakis consiguiera para Grecia esa merecida séptima posición. También estoy aún sorprendido por el éxito de Azerbayán (con una buena participación pero con más éxito del que esperaba, ¡un tercer puesto con una tecno-rumba! Espero que no empiecen a decir que Melody lo hubiera hecho mejor, que ya los veo venir, porque no tiene nada que ver) y de Turquía (con el peor directo de la noche). Y por favor, que dejen de decir ya que Turquía siempre es una mala imitación de Shakira. Por Dios, seamos sensatos: ¡es Shakira la que imita los bailes, la sensualidad y los movimientos turcos! Años de tradición y cultura otomana, ¿y ahora resulta que se lo inventó una colombiana de voz engolada? Quizá la única decepción la de Israel, que para mi gusto pasó demasiado desapercibida con una de las canciones más bonitas y mejor interpretadas de este año. Bueno, la única decepción no, claro, aún no he hablado de nuestro flamante penúltimo puesto, pero esto bien se merece un punto y aparte.

“Soraya brilla en una actuación con fuerza y energía, pero La Noche es para mí no convence al público europeo”. Es un titular que resume lo que la prensa nacional e internacional ha dicho sobre la participación española de este año. 23 puntos y un 24º puesto (ocho puestos por debajo del innombrable freaky del año pasado). A menudo se confunde ser español y eurofan con creer o querer que España gane Eurovisión. Nada más lejos de la realidad. Los que seguimos y disfrutamos de este evento somos plenamente conscientes de que España NUNCA ganará Eurovisión por un sin fin de motivos. Es cierto que la extremeña nos devolvió este año esa chispa que hacía siglos que no sentíamos, pero no tanto por la calidad de su candidatura como por el trabajo realizado y el interés mostrado por el festival, nunca antes visto en ningún artista español. Yo nunca vi a Soraya como ganadora (a pesar de que en varias ocasiones estaba en lo más alto de las europredicciones). Sabía que el tema llegaba con años de retraso y tras ver los ensayos y las dos semifinales, estaba claro que su puesta en escena era insuficiente (¿la esperadísima sorpresa de la que hablaba era una simple tela y una cutre desaparición? Vamos, ni patrocinada por “Magia borrás”…). Pero sí que, objetivamente, pensaba que rozaría ese disputadísimo Top 10 (“del 10º al 15º quizá” sentencié después todas las actuaciones del sábado). No merecía, en absoluto, quedar por detrás de países como Albania, Croacia, Rumania o Alemania y mucho menos ser ninguneada de ese modo en la votaciones. Si me apuras, y tanto que se dijo que parecía más un tema turco que español, cantó mil veces mejor que Hadise. No se cumplió lo que decía su estribillo, la noche no fue para ella, pero sí lo que también decía en inglés, para que todos la entendieran: “take me, shake me”, osea, “cógeme y sacúdeme”. Y una fuerte sacudida es lo que recibió la pobre Poyeya en las votaciones. Pero que nadie se engañe, el fracaso no es de Soraya, sino de TVE y lo peor de todo es que es intencionado. A TVE no le importa nada el festival, a pesar de proporcionarle la nada desdeñable cifra de casi 6 millones de espectadores y colocarla cómo primera opción en las audiencias de un sábado por la noche. ¿Por qué entonces somos de los países que más dinero aportamos al Festival? ¿Por qué no se hacen claras de una vez esas cifras y la posición de nuestro ente público al respecto? Al fin y al cabo es dinero público, el de todos, y creo que merecemos una explicación. Si por no emitir el himno en la final de la Copa del Rey de la semana pasada rodaron cabezas, ¿por qué no se toman medidas en este caso? La UER nos sancionará (con una sanción económica, claro está, que pagaremos todos, insisto) el grave comportamiento que hemos tenido con las Semifinales (por no hablar del clarísimo tongo en nuestras votaciones de la 2º Semifinal); Alaska y todos los participantes del especial previsto para la tarde-noche de la final seguro que se embolsaron sus carísimos sueldos por no hacer absolutamente nada, ya que prefirieron emitir tenis cuando tienen un segundo canal y otro en la TDT exclusivamente de deporte (más dinero tirado a la basura) y aún no hay una posición clara al respecto. Esto ya es grave. Por favor, señores de TVE, ¿es esa la imagen que queremos dar al resto de Europa? ¿no es hora de replantearnos dejar el Festival hasta que no tengamos ganas de tomarlo en serio? Quizá (sigo pensando que es algo premeditado) estemos buscando hacer otro desplante al igual que con Eurojunior o el Eurodance (Rosa aún está con las mallas puesta pensando que iba a representarnos jajaja). Señores de TVE, por favor, déjennos la fiesta en paz.

3 comentarios:

Valito dijo...

Ay, amigo mío, si es que tienes una visión muy clara al respecto y todo lo que dices es tremendamente respetable. Además, estoy plenamente de acuerdo. Ha sido una noche agridulce donde las haya. Ya lo hablaremos con más calma. Un besote

Wendy dijo...

Hola Miguelito:
Coincido contigo en mucho.
Lo de Shakira/Hadise surge como una comparacion muy obvia. Ya a la barranquillera de orígenes libaneses le hemos visto en muchos escenarios- sin ir tan lejos, la final del mundial de futbol de Alemania 2006- ese mismo estilismo que, vale, no se lo inventó ella, pero tampoco Hadise ni muchos de los otros representantes que, con mayor o menor suerte, ha enviado Turquía al Festival. Eso si, de que fue un directo penoso el de la belgo-turca. lo fue!.
Besos
Wendy

Manu dijo...

Aish nen, a una semana vista... no nos queda nada más que pensar en que el año que viene sea mejor!! qué batacazo!