lunes, 23 de marzo de 2009

Por dónde van los tiros


Ya conocemos el orden en el que actuarán los países en el festival y parece que el viento sigue soplando a nuestro favor este año. En el sorteo, aquel país que salga en la primera bola extraída (en esta ocasión utilizaron Matriuskas, no me digáis que no son divinos los rusos) tiene la opción de elegir en qué posición defenderá su tema. Pues bien, los elegidos fuimos nosotros, España, y nuestra delegación escogió actuar en última posición, cerrando así las actuaciones de la gran final (que en total serán 25) y por consecuencia, ser los primeros en dar nuestra puntuación. Sabia decisión, pues es bien sabido que las últimas canciones son más fáciles de retener por la audiencia y por lo tanto tienen más posibilidades de obtener el apoyo del televoto. Y es que actuar entre los últimos es una de las claves del festival, como se ha demostrado en los últimos años, en los que las canciones vencedoras aparecieron entre los 10 últimos. Pero no es esta la única clave.

Al igual que en el mundo de la música nadie tiene la fórmula para que una canción triunfe (aunque Georgie Dann creyó tenerla durante varios veranos), nadie conoce el secreto para lograr el éxito de un tema o un artista en Eurovisión. Pero en más de 50 años de historia y observando las tendencias que marcan las anteriores ediciones algunas pistas sí que hay. Incluso existen algunos “recursos” a los que se recurren una y otra vez (porque son conocidos sus efectos positivos en las puntuaciones) y que hacen del festival, en momentos puntuales, algo previsible, familiar y tremendamente divertido. Algunos países se empeñan en probar una y otra vez con la misma fórmula, unas veces con más éxito que otras; mientras que otros intentan romper tendencia y marcar un nuevo camino (rara vez se consigue, pero los hay). Así, hay canciones que denominamos “festivaleras” (que siempre quedan bien exceptuando algún batacazo que otro, como el de Suecia del año pasado, incomprensible) y otras que, aunque no lo son tanto si reúnen una serie de factores que están dentro de los “eurotópicos”. Estos son algunos de ellos:

1. El estribillo.
La canción de cada país no puede durar más de tres minutos, por lo tanto el mensaje ha de ser claro y directo. El estribillo en una canción tan corta tiene más peso de lo normal, claro, más cuando intentas que la gente se quede con él hasta que llegue el momento de votar. A Massiel, por ejemplo le vino de perlas ese estribillo que lo podría cantar hasta un chino. Hay incluso canciones ganadoras que sólo son eso, estribillos, y que se te meten en la cabeza de una manera… reconocedme que el “Vivo Cantando” de Salomé será muy bonito y ganamos, y todo lo que quieras, pero pasado del minuto 1 es insoportable. Pues cada año hay alguna de ese tipo.

2. La subida de medio tono.
No hay nada más efectivo que la subida de medio tono en el último estribillo de la canción, dando así fuerza al final y encaminando la melodía hacia el impactante final (otra de las claves fundamentales de la que hablaremos más adelante). Este recurso es bastante común no sólo en el festival, sino en las canciones que suenan a diario en nuestros iPods, pero en Eurovisión es, a veces, casi imprescindible, siendo los suecos los maestros, por supuesto. Y es que Suecia, que siempre se ha tomado muy en serio esto del festival, es la que mayor números de “tópicos” ha mandado año tras año, algunos incluso me atrevería a decir que los impusieron ellos (durante años las canciones con ese “aire Abba” han sido éxito seguro) y lo cierto es que hasta la llegada de los países de Este más o menos les funcionaba.

3. El golpe de melena y/o golpe final.
Si eres rubia (nórdica, o sueca o de algún país de estos…) tienes una melena cuidada religiosamente para tu gran noche europea e incluyes en tu canción la subida de tono antes mencionada, entonces tu canción terminará en uno de esos “ta ta ta chán” que tanto gustan, al tiempo que giras la cabeza rápidamente y terminas mirando a cámara, manteniendo la mirada y con el pelo en la cara. Te has convertido en una de las reinas de la noche. Charlotte Nilsson (ahora Perrelli) lo sabía perfectamente y fue esto el empujón definitivo para que le diera el triunfo a Suecia con su "Take me to your heaven" en el 99.

4. El grito en el puente de la canción.
Después de una breve parte instrumental (entre el segundo estribillo y los bises y antes de la subida de tono), deja que el coro cante el estribillo y tú, como solista, escoge alguna parte de la letra, o una sola palabra para demostrar tu capacidad vocal. Si eres capaz de llegar tan alto en tus “gritos” que sólo los delfines puedan seguirte, dejarás a Europa con la boca abierta y se habrán saltado las venas de la garganta, pero estarás en el Top 5 fijo. El ejemplo más claro lo tenemos en nuestra Anabel Conde, que con una canción más que simple pero con su derroche de voz, estuvo sólo a un paso de traerse el festival a casa.

5. El minivestido brillante para ellas.
Ani Lorak y Charlotte Perrelli fueron el año pasado el máximo exponente de esta tendencia en la indumentaria femenina en el festival. Hasta tal punto, que las dos eligieron vestidos más que similares, ambos elaborados con cristales Swarovski (Nome digáis que no es divino!). Y nuestra Soraya, que es mu larga ella, se “inspiró” (por ser bueno) en ellas para el vestuario de su actuación en la final de nuestra preselección.
Lo que está claro es que en unos escenarios cada vez más impresionantes, con pantallones, iluminación y demás hay que destacar, y un buen modelazo es importante.


6. Enseñar torso para ellos.
Entre los chicos la cosa es más complicada. Aunque más de uno ha optado ya por el modelito de brillantes, como Verka Serduchka, representante de Ucrania en el 2007 (claro que más que él deberíamos decir ella, pero vestido cual bola de discoteca revolucionó y de qué manera el escenario) con excelente resultados, todo hay que decirlo (quedaron 2º), no es una opción viable para ellos. Es mejor lucir palmito, que también funciona. No olvidemos por un lado que estamos hablando del evento gay por excelencia y por otro, que son las chicas las que más votan, asi que lucir parte de una buena anatomía previamente currada en el gym puede reclutar a legiones de fans. El mismo Dima Bilan, vencedor el año pasado, incluyó el “descamise” en su cuidada puesta en escena y Sakis Rouvas, icono de la belleza griega que nos regaló estupendas imágenes dejándose arrancar la chaqueta por sus bailarinas y quedándose en una más que sugerente camiseta de tirantes, evidenciando su perfecto cuerpo. Otra opción es la de los bailarines, con cuerpos más trabajados y siempre dispuestos a lucir palmito.

7. Los "artefactos".
En los últimos años hemos visto casi de todo: desde la pista de hielo de Diman Bilan, hasta un libro gigantesco del que aparecía un enorme corazón de Kalomoira (la representante griega), pasando por la plataforma de varios niveles y juegos de luces de Ani Lorak, la vencedora para muchos del pasado festival. Bailarines saliendo del piano, antorchas, fuego, banderas, telas… todo vale para llamar la atención sobre un escenario en el que pasar desapercibido es la muerte. Mi pregunta es ¡¿cómo mandarán todos estos artilugios?! ¡¡Si nuestra Beth tuvo problemas en el aeropuerto sólo porque llebava un top metálico!!


8. El “hadicap”.
Tener algún “handicap” a la hora de subirse al escenario es algo que te aporta promoción gratis, y por lo tanto, tu canción juega con alguna ventaja. Por ejemplo, la victoria de Dana Internacional y su “Diva” estaba cantada, no sólo porque su “Diva” era pegadiza y festivalera a más no poder, sino porque representar a Israel siendo transexual tiene un morbo añadido.
Algo que sorprende aún mucho es la presencia de invidentes. Muchos han pasado por el festival, desde nuestro Serafín Zubiri (y dos veces, nada menos), hasta Diana Ghurtskaia, la representante de Georgia del año pasado. Cuentan con el favor del público, así de entrada, y algunos puntos lo suman por el mensaje de superación y de esfuerzo que transmiten a la audencia.
También tener algún kilo de más suele obtener buenos resultados. Es cierto, que tienen muy buenas voces, pero además están muy bien valoradas en cualquier competición artística. Rosa, Chiara (dos veces segunda posición para Malta), Vania Fernández (la mejor canción, con diferencia del año pasado) o Marija Serifovic, vencedora en 2007 con su físico particular, son algunos de estos ejemplos.



Soraya ya tiene su puesta en escena preparada, con sugerencias y reuniones con los eurofans, que estoy seguro, le habrán aconsejado bien. Sabemos que le acompañarán dos chicas a los coros y dos chicos como bailarines. Ya han empezado los ensayos y promete “algo nunca visto en Eurovisión”. Esperemos que le funcione, por primera vez en mucho tiempo, parece que vamos a competir, y eso para nosotros ya es mucho. La noche, Soraya, puede ser para ti.

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